Mi frase lapidaria

José Antonio Marina: "Leer es muy importante no sólo porque
divierta sino por algo mucho más radical: la inteligencia humana es una inteligencia lingüística, sólo gracias al lenguaje podemos desarrollar, comprender el mundo, inventar, convivir, aclarar nuestros sentimientos... Una inteligencia llena de imágenes y vacía de palabras, es una inteligencia inútil."

sábado, 4 de junio de 2011

Diario de un aula 2.0

Cuando salí del aula, di un profundo y largo resoplido mientras dejaba caer los hombros como el que tira con desprecio un fardo pesado. Acababa de tener otra de esas experiencias que ahora se llaman 2.0.

La euforia se apodera de las veintitantas criaturas cuando, al hacer la pregunta "¿maestro, sacamos los ordenadores?", yo les contesto que sí. Da gusto ver cómo todos los diablillos se afanan por encender sus artilugios electrónicos con la promesa de la diversión. Pero, no hay alegría completa. Es aterrizar en los escritorios y alzarse multitud de voces, "maestro, maestro, que esto no funciona". Y el maestro (o sea, yo mismo, que, por cierto, nunca estudié Magisterio) alza su mirada al infinito pidiendo paciencia y se remanga para entrar en faena. "Que no cojo la wifi, maestro", "A mí se me ha olvidao el ordenador, maestro", "Pues yo no lo he traío porque el mío está roto", "Maestro, ¿enciendo la pizarra?", "¡Anda! Si no tengo batería"... ¡Reinicia, reinicia, niño!

Por fin, después de renunciar al control de cada individuo, pues tampoco funciona el sistema de vigilancia (iTac se llama el sujeto), los internautas de instituto se aprestan a meterse en harina y adaptar a su interés personal las órdenes que les dirige el maestro (ya ha quedado claro que soy yo). Todo lo que les digo lo traducen a un vocabulario de  cuatro o cinco entradas que son: Messenger, Tuenti, Twiter, Facebook y Youtube. Como el diablo sabe más por viejo que por diablo, mientras hablo, me doy un paseíllo por la plaza y ahí es cuando unos parpadeos fugaces denuncian a los ocasionales delincuentes, que se aprestan raudos al ocultamiento de los materiales proscritos en los abismos del escritorio. "Fulanito, ¿estás en la página principal?", digo. "Sí maestro, mira, mira", me contesta el interfecto, poniéndome el cristal líquido pegado a mis narices. Mientras, las luces parpadean en el horizonte, y dejo que las sospechas se evaporen por el aula.

Se oye entonces el providencial sonido del buque que nos ha de salvar. Tocan para el recreo. Los náufragos cargan con su bocadillo plateado y un pequeño salvavidas llamado PC. Resignado pienso: "Bueno, el uso de la ye lo dejaremos para otro día".

Monto en mi bote, pulso el off, apago el PC, apago la pizarra, apago la luz, apago mi mente y cierro la puerta.

4 comentarios:

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  2. Eso es verdad, pero es lo único que hay. ¿Qué le vamos a hacer? Hace un año no había nada... La verdad es que es decepcionate... sin embargo, hay que aprovechar lo que tenemos. Arriba, como verás, cuento que para mí tampoco ha sido la panacea. Yo también me he sentido un poco defraudado. Confío en que las ganas suplan las deficiencias materiales.

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  3. La calidad de los ordenadores y las pizarras son pésimas cuando al ordenador le va bién el wifi se te va la página con la que estás trabajando...
    Para eso es mejor que no nos hubieran dado nada...
    Aunque bueno lo han echo con buena intensión...
    Y bueno de la lentitud ya no hablemos se nos va la hora y aún no se ha encendido el ordenador y el internet no es lento sino lo siguiente pero bueno es divertido perder la clase con los ordenadores. Ja,ja,ja.

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